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¿Quién dijo que tejer es exclusivo de mujeres?

por | 16/06/2022, 4:32 pm | Economía, Nacionales, Noticias

Estos dos hombres rompen esquemas y nos demuestran sus habilidades con la aguja, un reto con el que ponen un stop a la cultura machista con la que convivimos día a día. 

Sentado en una mecedora, con el rostro relajado y las manos en movimiento, así se le ve en su tiempo libre a Luis Gustavo Murillo Orozco, un rostro familiar para algunos estudiantes de economía que han pasado por la Universidad Centroamericana (UCA).

A inicios de año, este economista, abogado y docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de esa alma mater, descubrió una de sus habilidades artísticas: el tejido con trapillo. 

Recuerdo que llegué a la tienda de Eli Molina (amiga e instructora) y me mencionó que quería hacer un experimento con una persona con mis características y le dije que no tenía ningún problema, fue así que tomé el curso de tejido con trapillo, claro un poco lento porque nunca había tejido, pero me llevó tres o cuatro semanas terminar un bolso”, cuenta el docente.

Tiempo suficiente para descubrir que es un arte relajante. Asegura que se sintió bien y que no ve algún problema que un hombre a su edad, heterosexual,  profesional, haga ésto. “No lo estoy haciendo para actividad económica, ni para sobrevivir sino como un desestresante”, aclara.

Hasta el momento ha tejido un bolso que le regaló a su hija, aunque al inicio ella se sorprendió y fue incrédula, quedó fascinada con el detalle. En el futuro, el profesional planea hacer algunas pantuflas.

Lo más difícil al inicio fue que me dolían los dedos porque creo que agarraba mal la aguja y en determinado momento me dolieron, pero después la instructora me fue orientando, tenía que aflojar un poco más el trapillo, tenía que agarrar las agujas de manera más horizontal, ahora sufro menos”, cuenta.

Docente del departamento de Economía Aplicada y Administración, Murillo Orozco, destaca por dar clases de economía y derecho, aunque refiere que su fuerte es la parte de la economía en materia de desarrollo, microeconomía, economía internacional, el comercio y algunas veces imparte clases de derecho económico. 

El tejedor de trapillo es docente desde 1993 y llegó a la UCA en 1994, se ha desarrollado en esta institución como docente, como profesional y como persona, confiesa.

Un reto en su vida

Me siento bien porque estoy haciendo algo repetitivo, pero a la vez es un reto, los primeros días me dolían los dedos, pero en la medida de que fui practicando un poco se me quitó, yo creo que hasta inventé un nuevo punto, pero sirve de desestresante y además estás haciendo algo propio y aunque no te lo crean es algo que tu hiciste”, manifiesta el maestro.

Señala que no se veía tejiendo. De sus recuerdos de infancia, menciona que en primaria estudió en un colegio de monjas y miraba como ellas les enseñaban a las niñas a tejer con dos agujas y no a varones. “vivimos en una sociedad un poco machista, sin embargo, creo que hay que tener la mente abierta y nunca es tarde para aprender cosas diferentes, es una actividad como cualquier otra que te sirve para que te distraigas, es interesante, realmente es un reto, al inicio lo tomé como un elemento de desestrés, pero me ha gustado y creo que voy a seguir haciendo algunas cosas con Eli Molina (instructora)”, relata.

Confiesa que tiene pocas habilidades artísticas y que canta terriblemente. De pequeño, en primaria, le gustaba aprenderse los poemas de Rubén Darío y para recitarlos en público, no tenía ningún problema, recuerda que se aprendió la Oda a Roosevelt y algunos tres o cuatro poemas más de Darío, “tengo muy poco desarrollados mis talentos artísticos pero descubrí que si tengo habilidades para las manualidades”.

Llamado a la sociedad

Insiste que la sociedad actualmente se está transformando, los jóvenes están cambiando y haciendo algunas actividades que tradicionalmente se creían que sólo eran para las mujeres. “Yo creo que no hay ningún problema, prácticamente una actividad de tejer, lavar, planchar, cocinar, es como cualquier otra, a mi me encanta cocinar, limpiar la casa, no tengo ningún problema, mi mamá me crió así y gracias a Dios el medio en que me he desenvuelto me ha generado una mente abierta, ha sido difícil, pero creo que la juventud de hoy está propensa al cambio y creo que no habrá ningún problema en insertarse en actividades de todo tipo”, manifiesta.

El docente aclara que los jóvenes ya no deben pensar que las actividades son predefinidas según el género, es decir, ahora tanto varones como mujeres tienen que plantearse roles, ayudarse mutuamente y avanzar, “prácticamente ese pensamiento tradicional del siglo del siglo XVI hay que desecharlo y las personas debemos de ir rompiendo paradigmas”, concluyó.

El atleta que teje

El nombre de Tom Daley se convirtió en noticia tras ganar el oro en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 junto a su compañero Matty Lee, en salto de trampolín de 10 metros sincronizado.

En ese mismo evento olímpico el deportista británico se hizo viral, aunque por un motivo distinto. Tom protagonizó unas imágenes que dieron la vuelta al mundo, al sentarse en las gradas del Tokyo Aquatics Center para ver la final femenina de trampolín y lo hizo mientras disfrutaba de otra de sus grandes pasiones: ‘tejer’.

Luego de que sus fotos tejiendo se volvieran virales, Tom Daley reveló a todos sus seguidores qué tejía tan concentrado durante los Juegos Olímpicos porque estaba haciendo un chaleco para su perrita bulldog, Izzy.

“Lo único que me ha mantenido cuerdo”

Tom contó a sus seguidores en redes sociales que “lo único que me ha mantenido cuerdo durante todo este proceso es mi amor por el tejido, el crochet y todo lo relacionado con la costura”.

Es tanto su pasión por este arte, que incluso tiene su propia cuenta de Instagram dedicada a ello. “Made with love by Tom Daley” se llama el perfil donde muestra sus increíbles creaciones.

Además, publicó un video de un pequeño bolsito con la bandera de Gran Bretaña, que tejió para guardar su medalla olímpica y así no se dañe.

El atleta de 27 años de edad comenzó a tejer durante el confinamiento por la pandemia de Covid-19 y abrió su cuenta de Instagram en septiembre de 2020.

¿Por qué tejer es considerado una terapia anti-estrés? 

Según el sitio web Pentavida la actividad de tejer realmente trae muchos beneficios a la persona que lo práctica:

    • Se reducen las hormonas del estrés y la presión sanguínea, mientras que aumenta el nivel de endorfinas y de dopamina, un neurotransmisor que libera el cerebro cuando realizamos una actividad agradable.
    • La mente está concentrada en la actividad y deja a un lado las preocupaciones y los miedos de la persona.
    • El hecho de que sea una acción repetitiva, en la que se tiene que dar punto tras punto, una y otra vez, provoca un efecto relajante que se compara con el que produce la práctica de yoga o la meditación.
    • Si se practica en compañía se habla con otras personas, se comparten experiencias, logros, risas, lo que ayuda a reducir estados de ansiedad en las personas a las que les cuesta expresar lo que sienten.
    • En el caso de que se teja solo, es un momento perfecto para reflexionar y ordenar nuestros pensamientos.

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